jueves, 27 de noviembre de 2014

XIV




—En dos semanas es la prueba de los primeros tres bloques que hemos estado viendo, recuerden que el valor de la prueba es de un veinte por ciento de su calificación final…y también recuerden que sus apuntes y tareas son la base para que obtengan una buena nota—Harry anunció a sus alumnos con los brazos cruzados sobre su pecho, observándolos de forma neutra.

— ¿Profesor Styles?—le llamó una chillona voz al frente, Harry inmediatamente localizo a la dueña de aquél timbre de voz tan…peculiar. Larga melena rubia y ojos grises metálicos.

Lexy, quien estaba, a tres filas de distancia rodó los ojos ante la irritante voz de su compañera menos apreciada.

—Sí, Amelia—hizo un ademán con la mano dándole el permiso de proceder.
La rubia sonrió ampliamente a su apuesto profesor, aclaró su garganta moviendo su cabello para apartarlo de su hombro.

—Yo creo que, como matriculados de esta prestigiosa institución le debemos un rotundo respeto al reglamentado que el prefecto de Mountain Island ha dictado, y como representante de este curso siento que es mi deber ayudar a que se cumplan tales reglas y no pasar a nadie por alto.

—Así es—dijo asintiendo ligeramente con la cabeza.

—Bien, y una de esas reglas es que, todo el alumnado en general sin excepciones tiene prohibido usar un accesorio ajeno al uniforme, como otro tipo de vestimenta, gorras e incluso gafas de sol y quiero creer que usted está de acuerdo conmigo en que nuestra querida compañera Lexy Vane está rompiendo esa regla y…

Lexy se puso inmediatamente de pie, girándose para ver a su compañera.

— ¿A ti en que te afecta? Eres una maldita chismosa—gruñó Lexy provocando que sus compañeros alrededor emitieran en unísono un “uh”

Harry inmediatamente frunció el ceño y antes de que pudiese intervenir, Amelia respondió.

—Me afecta porque estas desobedeciendo el reglamento de la escuela. Tú crees que puedes pasar por encima de todos Vane—elevó la voz enojada, quizás demasiado para su argumento. Lexy carcajeó.

—Siempre buscas la manera de molestarme sólo porque tu novio babea como perro cuando me ve. No es mi culpa—dijo poniendo las manos sobre su cintura con confianza única mirando hacia el chico de cabello rubio alborotado el cual era el novio de Amelia, el chico sólo bajó la cabeza evitando el contacto visual con cualquiera de las dos. De nuevo, se escuchó el abucheo de sus compañeros y algunas risas y comentarios la mayoría apoyando a Lexy.

— ¡Eres una mentirosa!

— ¿Ah sí? Si quieres puedo enseñarte en mi teléfono todos los mensajes que me ha enviado Aaron rogándome que salgamos, estoy segura que puedes identificar su número…incluso creo que me mandó uno anoche—dijo elevando el teléfono en el aire. Amelia abrió la boca de sobremanera, sorprendida. La furia irradiaba por sus ojos, la sangre corría a su cabeza y provocaba el enrojecimiento en su rostro. 

— ¡Basta ya señoritas!—exclamó Harry. —No es el momento ni lugar para discutir sus asuntos personales, fuera de la escuela pueden hacer lo que se les venga en gana pero en mi clase no. Ahora tomen asiento—ambas asintieron volviendo a su escritorio— y lo siento, Vane pero tendrá que quitarse esas gafas, aquí no entra el sol y Amelia tiene razón, va contra las reglas.

—Pero profesor—Harry elevó sus cejas mirándola seriamente, Lexy suspiró retirándose las gafas, resignada, cuando aquellos grandes y cristalinos ojos se exhibieron en el aula y frente a su profesor, la boca de Harry se abrió sorprendido mientras un ligero contraste de preocupación e impotencia atravesaba su iris verde eléctrico.

Sus brazos se desenlazaron dejándose caer a los costados, sentía sus manos relajarse pero su mandíbula tensarse al ver el gran círculo color morado tratado de ser cubierto con maquillaje que estaba alrededor de su ojo izquierdo.

Lexy al notar la intensa y desconcertada mirada de su maestro y compañeros bajó el rostro poniendo los ojos en blanco. A Harry se le había hecho un pequeño nudo en la garganta, ¿Quién demonios le había hecho eso? Le intrigaba y preocupaba, quizás demasiado.
Tragó saliva y aclaró su garganta.

—Bien, continuemos.

La clase continuó su estado habitual, sin embargo Harry no podía sacarse aquella cuestión de la cabeza, tenía que preguntarle. Tenía que preguntarle a Lexy quién o como le habían hecho ese horrible moretón que intervenía en sus perfectas facciones y bello rostro pero aun así, seguía siendo la chica más hermosa que Harry había visto.

Al tocar la campana y con la autorización de Harry comenzaron todos a salir del aula, Harry metió sus manos en los bolsillos de su pantalón fino y se acercó a Lexy.

— ¿Puedo hablar con usted señorita Vane?—le murmuró a lo que Lexy sólo asintió metiendo los libros a su mochila. El profesor Styles regresó sobre sus pasos hasta llegar a su escritorio y se recargó en él mirando directamente a Lexy aún con las manos en sus bolsillos y sus pies cruzados.

Lexy cerró su mochila y la colocó sobre su hombro, levantó la vista hacia su profesor caminando hacia él, dejando una distancia apropiada entre ambos.

— ¿Qué sucede profesor?

Harry levantó una ceja esperando a que el último de sus alumnos saliera.

— ¿Qué le pasó?

— ¿Qué?—Lexy sabía bien a que se refería pero pensó que sería buena idea fingir que no lo hacía.

—El golpe, Vane.

—Oh… ¿Esto?—señaló su ojo—No es nada profesor, unos niños en el parque estaban jugando béisbol y pues, la bola me dio. Creo que ya han dejado los ojos morados a todos los vecinos—fingió una risa al final, tratando de sonar más honesta y casual la situación, después de todo era lo que le había dicho a su madre y le había creído.

El ceño fruncido de Harry se hizo más prominente, pasó una mano por su barbilla relamiendo sus labios.

— ¿En serio?— Era imposible que ese golpe fuese por algún accidente, era de puño. Bien lo sabía Harry, en su adolescencia estuvo involucrado en bastantes peleas, y podía diferenciar de inmediato aquél golpe. No le creía, no le creía en lo absoluto y Lexy lo sabía. Asintió. —Sé que no soy de su agrado, Vane mucho menos su profesor favorito…pero puede confiar en mí, como alumna mía me preocupa y si está pasando por algún mal momento quizás puedo darle un buen consejo.

Lexy sonrió ante la sensibilidad y apoyo de su profesor, realmente no esperaba eso de él.

—Muchas gracias profesor pero como le dije, no es nada. Tengo que irme, lo veo después de clases.

Harry asintió y la vio salir de su aula. Suspiró llevándose una mano al cabello.

—Eres un estúpido, por supuesto que no te contará nada, no te tiene confianza ni siquiera le agradas. Sólo te ve como su jodido profesor de Mitología.

No tenía ningún derecho de reclamar confianza entre su alumna y él, mucho menos plantear la posibilidad de que lo viera como hombre y no como su profesor, pero al fin y al cabo, lo anhelaba.

***


La cafetería estaba abarrotada, una larga fila para recoger el almuerzo, el resultado de que Lexy se quedara en la mesa con Valery comiendo sólo una manzana roja, después de todo su apetito no era grande.

— ¿Para qué te quería el profesor, Lex?—pregunto Valery dando un mordisco a su barra de cereal.

—Sobre mi golpe—se encogió de hombros—Dijo que podía confiar en él, parecía… no sé, ¿preocupado?

—Yo también lo estoy, ese idiota de Greg, como me gustaría cortarle el-

—Bien, bien—rió Lexy interrumpiéndola— Descuida, ya terminamos, no volveré a permitir que me trate así, ni él ni nadie.

—Eso espero, ¿Le dijiste al profesor que fue él quien te golpeó?

—Oh no, le dije lo mismo que a mi madre pero creo que no me creyó…aunque pensándolo bien quizás si le diga y puedo sacar provecho de ello—sonrió ligeramente.

— ¿A qué te refieres?

—A que sí le cuento lo que en realidad pasó, me verá vulnerable, sensible y cualquier persona en esa situación siente la obligación o necesidad de consolar a la otra persona.

—Ya veo a dónde vas, al menos ese ojo morado te va a servir para acercarte más al profesor Styles.  

—Exacto, gracias maldito Greg—sonrió dándole un mordida a su manzana. Ante los ojos de Valery, o cualquiera se podía pensar que a Lexy no le afectaba en lo más mínimo lo que Greg le hizo. Estaba aprendiendo a manipular sus sentimientos a su beneficio y lo estaba logrando.

Al terminar el almuerzo, todos regresaban a sus casilleros para preparase para la siguiente clase. Lexy caminaba hacia el suyo sola, Valery se había entretenido hablando con un chico. Mientras caminaba por el corredor el pequeño círculo de chicos altos al final del pasillo llamó su atención, frunciendo el ceño y entre burlas escuchadas, se acercó.

—Vamos, defiéndete ñoño—carcajeó uno de los chicos. Lexy se puso de puntillas, tratando de ver entre los chicos.

— ¡Déjenlo!—gritó empujándolos, haciendo que se rompiera el círculo y darse cuenta que se trataba de Sammy.

—Oh Vamos, Lex. ¿Vas a defenderlo?—le preguntó aun riendo.

— ¿Qué les ha hecho él, Austin? Son tan inmaduros a veces—se agachó a ayudar a Sammy, recogiendo los anteojos que estaban en el suelo y se los entregó. — ¿Estás bien?

—S-sí, gracias L-Lexy—murmuró apretando sus libros contra su pecho, Lexy le obsequió una pequeña sonrisa.

—Es un tonto—murmuró uno y todos rieron.

—Ya basta, chicos… esto es como bullying—habló de nuevo viéndolos fríamente provocando otra carcajada en sus compañeros.

—Sólo estábamos jugando, nena no seas exagerada. Maldición, ¿Estás en tu periodo?—habló Austin.
Lexy soltó un suspiro de desesperación mientras ponía los ojos en blanco.

—Estás en preparatoria y sigues actuando como niño ¿y todavía preguntas porque siempre rechazo salir contigo? Tengo demasiadas cosas que hacer como para ser niñera de alguien—los chicos alrededor comenzaron a reír y burlarse.

—Perra—gruñó por debajo alejándose junto con los demás. Lexy suspiró una vez más, se giró para ver a Sammy quién la miraba completamente sorprendido.

— ¿Seguro que estás bien?

—Sí… ¿P-porqué me defendiste?

—Porque son unos idiotas, además tú me dejaste copiar tus respuestas de las preguntas que había dictado el profesor Styles ¿recuerdas? Te debía una—sonrió.

—B-bueno, gracias—le sonrió.

—De nada, tengo que ir a clase. Nos vemos.

***


Como era costumbre, al terminar las clases Lexy se apresuró para llegar al tocador, una vez frente al espejo hice una mueca de desaprobación ante el reflejo que este le otorgaba. ¿Cuánto tardaría en eliminarse por completo de su piel aquél moretón? Sacudiendo su cabeza tratando de borrar su preocupación. Revisó que su uniforme estuviera en orden y antes de salir, tomó su perfume de bolsillo y roció un poco en sí misma.

Al llegar a la oficina del profesor, la puerta estaba abierta. Extrañada se paró en el umbral pero no había nadie, quizás fue al sanitario, pensó. Ingresó a la oficina dejando caer su mochila al lado de sus pies.

Observó con atención a su alrededor, todo parecía organizado, como si cada cosa tuviera un lugar especial para ser colocado. Caminó hacia el escritorio, sus dedos rosaron la madera de roble subiendo hacia el porta lápices que había en la esquina, sonrió tomando el bolígrafo brillante y demasiado elegante para ser bolígrafo. Acercó este a sus ojos y leyó las letras grabadas.

Harry Edward Styles.

Sonrió ante el nombre completo de su profesor, pasó su pulgar sobre el nombre sintiendo pequeños bordes, dejó el bolígrafo en su lugar y hojeó los documentos sobre su escritorio rápidamente pero algo captó su atención, volviendo a hojearlos. Una fotografía.
La tomó y miró atentamente a la feliz pareja que parecían ser, largo cabello rubio y piel dorada, con una enorme sonrisa plasmada en su rostro. Frunció el ceño al ver como los brazos de Harry la sostenían contra él con fuerza y él parecía tan feliz.
Era la rubia que estaba con él en el cine, ella era la razón por la que él llevaba ese estúpido anillo de promesa en el dedo anular. Una pequeña y desagradable sensación estrujó sus entrañas mirando a la que podía ser su adversaria. Dejó la fotografía en su lugar y regresó a su silla, sacó su móvil de la mochila y cruzó las piernas.

Dos llamadas perdidas de Greg. Jadeó eliminando y bloqueando su número.

Los fuertes pasos comenzaron a escucharse por el pasillo, había dejado la puerta abierta por supuesto y eran bastante fácil percibirles, rápidamente colocó el teléfono en su oído posicionando su otra mano en la mejilla.

— ¿Cómo pudiste hacerme eso, Greg?—dijo en un tono de dolor, fingiendo hablar con su ex novio—Me siento como una estúpida, traté de ser la mejor novia para ti pero jamás me valoraste—Lexy sonrió al sentir a sus espaldas una presencia— Todos se me quedan viendo y me preguntan qué me pasó, ¿Qué mierda puedo decirles? ¿Qué mi novio es un maldito cobarde que me golpea? —Lloriqueó— No, exnovio…hemos terminado.

—Mhm— Harry se aclaró la garganta para hacerse notar, Lexy fingió sobresaltarse y se giró para verlo. Tenía su rostro completamente tenso, con ojos bien abiertos y un entrecejo fruncido.

—Adiós—colgó y guardó el teléfono, limpiándose las lágrimas que había derramado. —L-lo siento profesor, no lo vi... lamento que haya tenido que escuchar eso.

Harry no dijo nada, simplemente entró a su oficina aún impactado por lo que había escuchado. El maldito hijo de puta de su novio fue quien había hecho ese horrible golpe en su rostro, ¿Qué hombre en su sano juicio podría lastimar de esa forma a esta hermosa chica? La rabia lo invadió, si tuviera enfrente al infeliz ya le hubiese propinado unos cuantos golpes. A pesar de su preocupación y enojo no pasó por alto que ella había terminado con él y de alguna forma eso provocó un cosquilleo en su estómago.

— ¿Es…es la primera vez que él le hace esto?—dijo cuando estuvo de pie frente a ella, Lexy levantó el rostro para mirarlo, sus ojos brillantes y enrojecidos mirando fijamente hacia él como una pequeña niña perdida apretaron su corazón. Lexy negó con la cabeza sin dejar de mirarlo y antes de que pudiera saber lo que estaba pasando ella se había colado entre sus brazos, apretándolo contra su pequeño cuerpo y sollozando en su pecho. Harry se quedó congelado en su lugar, pasó tan rápido que apenas podía asimilarlo.

La tenía a ella, tenía a la chica que estaba en sus sueños cada noche entre sus brazos, sollozando y abrazándolo con toda sus fuerzas. Sintió su corazón calentarse de alguna forma y dejó que todas su contradicciones se esfumaran por unos momentos para dejar sólo al Harry humano, al hombre lleno de deseos, sueños y necesidades, contestándole el abrazo y cerrando los ojos disfrutando de la calidez que proporcionaba sus cuerpos enlazados.

Una de sus manos estaba sobre la espalda de Lexy acariciando suavemente mientras que la otra la subió su cabeza, agachó su rostro para poder olfatear su cabello. Inhaló profundamente, dejando que el aroma a cítricos de su champú viajara por sus fosas nasales hasta llenar sus pulmones para volver a inhalar otra vez sin lograrse saciar de su aroma.

—Pensé que me amaba pero…esto no lo hace una persona que te ama, ¿cierto?—levantó su rostro para ver a Harry y el negó con la cabeza.

—Olvídalo—pasó su pulgar por su mejilla limpiando las lágrimas— No vale la pena que llores por ese idiota, eres muy joven y hermosa…encontrarás a alguien mejor.

Lexy quería sonreír ampliamente, él pensaba que era hermosa. Le miró asombrada sin decir nada, observando como Harry relamía sus labios lentamente y en ese momento lo único que podía pensar era en cómo se sentirían aquellos labios rosados sobre los suyos.

Quería hacerlo, pero no era el momento. Lexy sacudió su cabeza alejándose de él.

—L-lo siento, no sé porque lo hice—dijo refiriéndose al abrazo. Harry le sonrió ligeramente pero no pudo evitar sentirse decepcionado.

—Descuide, le dije que podía confiar en mí.

***


—Yo…lo siento, nena—jadeó presionando sus labios contra los de la rubia para después rodar hacia un lado en la cama.
Kimberly se incorporó completamente confundida mirándolo, Harry parecía preocupado, realmente preocupado.

— ¿Qué sucedió?

—Yo n-no lo sé, jamás me había sucedido—se pasó una mano por su cabello húmedo por el sudor.

— ¿Es por mí?—le preguntó con dolor, cubriendo su cuerpo desnudo por las sábanas.

— ¿Qué? No, no. Eres hermosa, nena y tu cuerpo es perfecto, sexy…juro que no es por ti. Es sólo que no estoy de humor, tengo tantas cosas en la cabeza que me es difícil relajarme.

— ¿Pasa algo malo? Puedes contarme lo que sea, Harry. Soy tu novia.

—Son sólo…cosas del trabajo— mintió, simplemente no podía dejar de pensar en Lexy y en aquél abrazo que habían compartido. —Bajaré por un vaso de agua, ¿Quieres uno?

—No gracias—apenas murmuró.

—Podemos intentarlo de nuevo si quieres.

—No, me dormiré ya…mañana es mi último día en la oficina antes del viaje. Tengo que llegar temprano. —era imposible no notar el gran tono de decepción en su voz.

—Bien—se acercó colocando su mano en la mejilla de su novia y presionó dulcemente sus labios contra los de ella.

—Te amo—murmuró contra sus labios, Harry le sonrió.

Harry saltó de la cama para buscar sus bóxers en el suelo, cuando los encontró se los colocó y bajó rápidamente hacia la cocina. Se sirvió un vaso de agua helada y en un solo sorbo lo bebió por completo procediendo a llenar el vaso de nuevo.
Tomó un pequeño sorbo apoyando sus codos contra la barra de la cocina.

¿Qué demonios había pasado? No pudo alcanzar su clímax mientras le hacía el amor a Kimberly, ni siquiera estaba duro del todo, maldita sea. ¿Cómo era posible? Kim era hermosa y tenía un buen cuerpo, sus senos no eran tan grandes pero su trasero vaya que lo compensaba. Negó con la cabeza, molesto consigo mismo y terminó de beber.


¿Cómo era posible? Bueno, lo era cuando Lexy Vane era lo único que su mente reproducía y su cuerpo necesitaba. 

***
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