jueves, 16 de octubre de 2014

III.

Realmente ama esto.
Él realmente ama su trabajo y se puede determinar fácilmente, sólo hay que poner atención en cómo, con una facilidad extraordinaria, maneja los temas, su forma de expresarse, sus palabras estudiadas para que de alguna forma, su audiencia lo entienda a la perfección. La habilidad que tiene para interactuar con sus alumnos y llegar a un pequeño debate donde todos participen, den sus opiniones y comprendan el tema hablado son realmente impresionantes.
Las dinámicas que maneja son frescas pero completamente exitosas, lo sabes cuando ves la sonrisa del profesor Styles de satisfacción propia al ver cómo está creando una buena armonía en la atmósfera profesor-alumnos, es completamente fascinante.
Pero su sonrisa se borró, al ver como una sola persona estaba ausente a su clase. Frunció el ceño, había estudiado toda la noche el tema para poder dar una buena clase y una alumna que se encontraba justo en el primer escritorio de la fila delante de él estaba plácidamente dormida, con los brazos cruzados sobre el escritorio y su cabeza descansando en el pequeño hueco que hacían estos. Era completamente inaceptable.
La miró atentamente, Valery se dio cuenta de la situación, ya que la chica dormida era su mejor amiga y estaba sentada justo delante de ella, así que comenzó a agitar su hombro antes que el profesor dijera algo.
–Lex, Lexy –murmuró, el profesor sólo se limitaba a mirarlas, cruzó los brazos sobre su pecho, las alumnas alrededor suspiraron al ver como en aquella camisa a botones blanca y ajustada, remarcaba los músculos de los brazos.
–Mmm… no ma, ¡Te juro que Greg y yo no lo hicimos en tu cama! –exclamó Lexy aún con los ojos cerrados incorporándose, cuando todo el salón comenzó a reír ella despertó por completo. Mierda.
–Señorita Vane –habló tranquilamente la profunda voz acercándose al asiento de la ya nombrada alumna. 
Lexy miró alrededor avergonzada, se incorporó acomodando su cabello y miró al profesor Styles. Su ceño seguía aún fruncido al igual que sus labios, estaba molesto y Lexy sabía que era sólo por ella. Se quedó callada, no sabía que decir realmente, ¿Disculparse? Quizás, pero la penetrante mirada la había dejado sin palabras un tanto… ¿Nerviosa? Demonios, Lexy realmente no recordaba la última vez que un hombre la había puesto nerviosa. Interesante.
–¿Durmió bien? –preguntó enmarcando una ceja con un tono de sarcasmo, Lexy relamió sus labios.
–Lo siento profesor, no volverá a pasar. Lo prometo –le sonrió de una forma sínica. ¿Acaso se estaba burlando de él? 
–Oh, claro que no volverá a pasar, porque si lo hace la correré de mi clase y no podrá regresar en todo el año –habló severo. Estaba siendo rudo, pero sentía que ella lo merecía parecía tan indiferente a su autoridad y Harry no permitiría eso.
Lexy simplemente asintió. Harry suspiró continuando su clase. Lexy estaba segura que lo vio rodar los ojos y eso de alguna forma, le molestó más.
Al terminar la clase Harry sólo encargó de tarea un pequeño cuestionario sobre el tema hablado. Lexy y Valery siguieron a sus correspondientes clases hasta que terminó el horario.
Cuando ambas salieron al estacionamiento a fumar cigarrillos, ya que es donde normalmente las dos lo hacían. Lexy, con el cigarrillo en su boca dando una profunda calada y soltando el humo lentamente un automóvil en particular llamó su atención. Se acercó a él mirándolo detenidamente y Valery la siguió.
–Vaya, ¿Esta camioneta es de algún chico de la escuela? Porque si es así, demonios tiene que invitarme a salir –dijo bromeando. La camioneta era una impecable Range Rover en color negro último modelo.  –Se ve que cuesta una fortuna, el papá del chico debe ser millonario o alguna mierda de esas –mordió su labio inferior recargándose en la camioneta. 
–Lex, el dinero no es lo más importante en un chico –le regañó, Lexy negó con la cabeza poniendo los ojos en blanco.  
–Cállate, ya suenas como mi madre y obvio que no es lo más importante es que debe tenerla grande –bromeó pero Valery le dio una mirada asesina, levantando sus cejas– No pero en serio, ¿De quién es? –Valery le hizo un par de señas más y Lexy frunció el ceño, girándose para ver que había cambiado el estado de su amiga. Joder. –P-profesor Styles –murmuró sacando la última bocanada de humo en sus labios. Harry estaba de pie frente a ella sosteniendo su portafolio en sus manos. ¿Habrá escuchado todo lo que había dicho?
–Creo que saben que está prohibido fumar en las instalaciones de la escuela –les regañó, tomó el cigarrillo de los labios de Lexy y lo aventó al suelo, apagándolo con la punta de sus botas color negro.  
–Lo siento –dijo apenas a lo que Harry sólo asintió.
–Nos vemos mañana en clases señoritas –obsequió una leve sonrisa y con eso sacó las llaves de su automóvil y presionó un botón, los seguros de la camioneta saltaron y ambas alumnas retrocedieron mientras Harry subía a la camioneta y arrancaba para alejarse de ahí. 
–Es tan atractivo –suspiró Valery.
Era demasiado bueno para ser cierto. Obviamente ese automóvil no pertenecía a algún alumno si no, al profesor más atractivo de Mountain Island, Harry Styles.
e quedó sorprendida de alguna forma, el sabes que el profesor Styles tenía dinero lo hacía más interesante para Lexy, ella era ambiciosa y no le daba vergüenza admitirlo.
*** 
Harry suspiró pesadamente entrando a su casa, al salir de la escuela se había dirigido directamente al gimnasio, era un poco incómodo cambiarse en los vestidores del gimnasio del traje formal a su atuendo para ejercitarse pero se ahorraba muchísimo tiempo. 
Había sido un día jodidamente pesado, sólo quería llegar, comer y dormirse. 
Al entrar a casa y ver todo completamente silencioso ese vacío apareció, odiaba estar solo. Odiaba haber comprado una casa enorme y estar completamente solo. La única compañía que tenía era cuando la mujer de la limpieza venía tres veces a la semana. 
Como desearía tener algo de compañía femenina. Suena patético quizás, un hombre de treinta y cuatro años soltero sin siquiera alguna relación formal.  Había tenido algunas relaciones serias, pero él siempre había puesto el trabajo primero tanto con los negocios que su padre le dejó al mando a morir y su carrera como profesor.
No había habido alguna mujer que realmente lo hiciera dejar todo por amor. Jamás se había sentido de esa forma y estaba a gusto con ello.
Pero maldita sea que se sentía solo, había pasado aproximadamente un año sin sentir el calor de otro cuerpo contra el de él, sin sentir algunos suaves labios recorrer su piel y él, sin haber tocado las curvas de una mujer. Había olvidado el delicioso aroma que lleva una mujer hermosa, estar dentro de una y embestir en ella con todas sus fuerzas hasta satisfacer sus deseos carnales.
Lo necesitaba.
Podría ser fácil para un hombre como él, con esos atributos físicos claro que tenía mujeres a sus pies, pero no era como quería llevar aquello. Harry era un hombre con gustos muy específicos, si aquellas mujeres no le atraían en lo absoluto, a pesar de ser bellas y con un buen cuerpo, jamás las llevaría a su cama. Para eso tenían que haber llamado su atención al segundo de verlas.
Tenía que quedar impresionado ante la belleza de sus ojos y labios, tenía que atraparlo a primera vista, y entonces se fijaría en lo demás, en la sensualidad del cuerpo y la seducción que emanara la presencia de la atractiva dama, después de esos seguro que sus pantalones comenzaban a hacerse más ajustados contra su entrepierna.
Entonces, recordó la última mujer que había llamado su atención de forma inaudita.
Su alumna, Lexy Vane.
Maldita sea, ¿Cómo alguien tan joven puede verse tan eróticamente bien?
Estaba mal incluso pensarla de esa manera, ¿Cuántos años le calculaba? ¿Dieciséis, diecisiete? Harry le doblaba la edad, pero no podía evitar pensar en lo bella y sensual que era. Como sus ojos azules le miraban sin importancia pero de una manera intensa, como sus labios tenían la perfecta forma, rellenos y completamente irresistibles y no hablar de su cuerpo. Aquél uniforme simplemente la hacía ver más provocativa, como ella subía uno poco más su falda de lo normal y desabrochaba los primeros botones de su blusa.
Si algún hombre no se ponía duro de tan sólo verla entonces, quizás eran de otra orientación sexual.
–Eres un maldito pervertido –murmuró para si mismo.  
De todos modos no ocurriría nada. ¿Qué jovencita tan bella y hermosa se fijaría en un hombre de treinta y cuatro años? Era imposible. Además, él jamás faltaría a su ética. Jamás.
Harry sacudió su cabeza sacando todos aquellos pensamientos, ¿En serio estaba pensando a si de su alumna? Dios, realmente estaba urgido. Quizás eso lo hacía pensar cosas tan absurdas como esta.
Tomó su teléfono y ordenó comida china, después de eso durmió, estaba tan cansado.

*** 

–Leyendas urbanas –continuó Harry anotándolo en la pizarra. Su segunda semana en Mountain Island comenzaba y no podía ir mejor– Ese es el tema que abarcará esta semana, ya que es bastante extenso. ¿Qué es lo que entienden por leyendas urbanas? 
Harry se cruzó de brazos recargándose en su escritorio viendo a sus alumnos, una mano se alzó y Harry asintió para que hablara.
–Son como historias que inventa la gente de un lugar en específico –la voz femenina contestó y Harry asintió. 
–Algo así, las leyendas urbanas pueden ser tanto realidad como un mito, o bien una combinación de ambas. Estas también se manejan como alguna tradición popular de dicho lugar y probablemente, llena de supersticiones. Una leyenda urbana puede cambiar o tener distintas versiones de la historia, unas más distorsionadas que otras y esto ocurre al ir de boca en boca. Ahora, empecemos por como inició todo, el término Leyenda Urbana fue dado en 1968 por Richard Dorson quien fue un– 
–Entonces Greg tomó uno de los carritos de golf y– 
–Señorita Vane –dijo esta vez más molesto, si bien al empezar la clase había visto a Lexy murmurar pero pensó que se callaría al centrarse en el tema lo cual no hizo. Sinceramente no lo entendía, su clase era interesante, todos sus alumnos le ponían un cien por ciento de atención, sin embargo Lexy continuaba con el más mínimo interés sobre la clase y eso le molestaba aún más. Lexy suspiró cansada y lo miró.
–¿Qué? –dijo seca. 
–Es una falta de respeto que esté hablando mientras yo estoy dando mi clase.  
Lexy se encogió de hombros.
–No es mi culpa que esté jodidamente aburrida –murmuró apenas audible. 
–¿Qué fue lo que dijo? –elevó un poco más su tono de voz, incrédulo a lo que ella le había contestado. Que falta de respeto. 
–Nada.
–Detención, después de clases –dijo regresando su mirada al libro en sus manos. 
–¡Pero no puedo quedarme tengo cosas que hacer! –chilló frunciendo el ceño. 
–No es mi culpa que sea jodidamente grosera –le imitó y comenzaron a reír, jamás habían escuchado al profesor Styles maldecir, no era ético pero se lo merecía. 
–Como sea –puso los ojos en blanco. 
–Veo que será un gran problema para mí señorita Vane –dijo Harry mirándola directamente. Lexy sonrió hipócritamente. 
–No tiene idea.
****
Sí leíste, por favor haz click en "Tweet"

No hay comentarios:

Publicar un comentario