viernes, 17 de octubre de 2014

XI.

Él simplemente no podía creerlo. Ella estaba ahí, sus largos dedos acariciaron su suave rostro, era increíblemente hermosa, no importa cuántas veces la hubiese visto, siempre le sorprendía la belleza que ella poseía. Los dedos viajaron por el largo cabello de la joven, deslizándose en las capas, acomodándolo hacia atrás para que no interfiriera en lo absoluto en sus acciones.
Su pecho subía y bajaba  pesadamente, sentía que su camisa lo estaba asfixiándolo, sofocándolo, pero no tanto como la presencia de ella.
Con una mano deshizo su corbata liberando algo de tensión, cerró los ojos colando la otra mano en la nuca de ella y entre abrió los labios, mojándolos con su lengua, jadeando.
― ¿Te gusta? ―  habló  ella con voz dulce e inocente, Harry soltó un suspiro y miro hacia abajo, observándola de nuevo.
―Lo…lo haces tan bien―jadeó, parecía que te faltaba el oxígeno. Ella sonrió ampliamente, victoriosa.
Harry estaba aún incrédulo, la tenía ahí, debajo de su escritorio, de rodillas y entre sus piernas, con la blusa blanca de su uniforme completamente desabotonado dejando ver el sujetador en color rosa pastel que ocultaba aquellos maravillosos senos.
Tenía a Lexy Vane practicándole sexo oral.
Su mano sostenía firmemente la base de su pene, y sus labios rellenos cubrían su glande, succionando fuerte pero al mismo tiempo lento. La punta de su lengua haciéndole cosquillas.
Sus labios se alejaron para sonreírle, Harry no podía decir nada, estaba demasiado cautivado con la erótica escena que estaba presenciando como para hacerlo. La mano de Lexy siguió trabajando en su dureza de arriba abajo, moviendo su piel a su antojo.
 ―Mira esto―dijo Lexy con voz seductora viendo el miembro de Harry―una muy, muy hermosa polla―Harry volvió a jadear antes sus palabras. Trazó su vena dorsal con la lengua y devolvió sus labios a la punta― ¿Le gusta como lo hago? Dígame, profesor.―aquello último resonó en broma.
―Me…mierda, me encanta―masculló, incapaz de tolerar el placer que estaba sintiendo.
― ¿Si? ―sonrió, con su mano sostuvo el miembro y su legua acaricio sus testículos― ¿Qué te parece esto?
―Joder, no pares.
Con eso Lexy comenzó a chuparlo con fuerza, introduciendo lo más que podía en su boca, movía su lengua, sus dientes rosaban un poco su longitud y eso lo volvía loco. Completamente loco, extasiado en un placer incomparable.
Estaba a punto, estaba a punto de liberarse, de explotar en un increíble orgasmo.
Entonces, la alarma comenzó a sonar y todo aquel espectáculo erótico desapareció antes sus ojos cerrados y ala abrirlos, no había nada. No estaba Lexy de rodillas frente a él.
Miro hacia abajo y en efecto, tenía una muy, muy notable erección.
―Maldita sea―gruñó tapándose el rostro con una almohada. ―tienes que parar con estos sueños, pervertido de mierda―susurró para él mismo.
Sin tiempo de seguir repitiéndose a sí mismo, rápidamente se duchó y vistió en un pantalón gris ajustado y formal, una camisa  celeste doblada hasta los codos y salió, algunos viernes solía ir un poco más casual y este en definitiva sería uno de ellos ya que no tenía tiempo para buscar algo más formal.
Llegó a su clase a tiempo como siempre con todos sus alumnos en sus respectivos  asientos y  al dar  los buenos días comenzó con su clase.
―Muy bien, como estuvimos viendo durante esta semana, la mitología Griega está compuesta por leyendas nacidas en la religión de esta antigua civilización de Mediterráneo Oriental…―continuo con su explicación sobre el tema de la semana.
Así era la forma de trabajar de Harry, veía un tema por semana y el viernes, daba un buen resumen de lo que habían visto durante la semana junto con algún cuestionario. Cuando terminó de dar su explicación y hacer algunas preguntas entre sus alumnos, comenzó a dictar el cuestionario. En toda su clase no miró si quiera una vez a Lexy, no con atención.
El gran impacto que ella estaba provocando en él lo estaba asustando demasiado.
Había soñado con su alumna, había soñado que ella le estaba dando sexo oral, por Dios.
No era el sólo hecho de faltar a su ética aunque fuese en un sueño, si no, también la diferencia de edades, dieciocho años le llevaba, le doblaba la edad y dos años más. Era una niña, él un hombre.
Estaba completamente mal en cincuenta en niveles diferentes.
Al cabo de diez minutos, sus alumnos comenzaban a ponerse de pie y hacer fila que sus respuestas fueran revisadas y calificadas.
Cuando Lexy se dio cuenta que la mayoría estaba de pie y el profesor con la atención puesta en revisar se acercó a uno de los chicos más inteligentes y nada atractivos de la clase que por supuesto fue de los primeros en acabar y revisar obteniendo una nota impecable.
Lexy le sonrió sentándose en la paleta del escritorio, el chico la miró aturdido y ella cruzo las hermosas piernas que claro, en aquella falda podían apreciarse bien.
―Hey, Sammy―saludó Lexy sonriente besando su mejilla, sentía el nerviosismo del chico. Probablemente la única chica que lo ha besado es su madre. Pensó para sí misma. ―Ho-Hola Lexy―tartamudeó.
―Oye, vi que acabaste las preguntas que dicto el profe y yo, no las entiendo y quiero entregárselas antes de que toque la campana. ¿Me podrías prestar tu libreta? Prometo copiarlas rápido.
―N-no sé, el profesor Styles se puede dar cuenta, ―Lexy se agacho un poco, debido a que su blusa estaba desabotonada se podían ver sus senos, el chico los miró y tragó saliva.
―Por favor, no se dará cuenta, lo prometo. ¿Sí?
―Está bien, p-pero que sea r-rápido.
―Aw. Gracias, Sammy. Eres el mejor―besó su mejilla de nuevo arrebatándole la libreta de sus manos y regresando a su lugar.
Lexy comenzó a copiar las respuestas, cambiándoles algunas palabras para que no se diera cuenta su profesor. Cuando terminó ya todos habían revisado y faltaba cinco minutos para que la hora concluyera, así que corrió hasta el escritorio del profesor.
―Acabé ―dijo Lexy dejando caer la libreta en su escritorio. Harry frunció levemente el entrecejo mirándola.
 ―Vamos a ver…―tomó la libreta en sus manos y comenzó a leerla en su mente―Mhm.
Asintió, tomó su bolígrafo, aquél que Kimberly le había obsequiado y trazó una enorme equis en toda la hoja.
― ¿Qué mierda? ―escupió Lexy completamente enojada.
―A la próxima que trate de copiar, señorita Vane. Trate de no hacerlo frente a mí. Y trate de no subirse en los escritorios de sus compañeros. ¿Cree que por cambiar algunas palabras no me daría cuenta? ¿Acaso me vio cara de estúpido?
Lexy estaba sorprendida, se  escuchaba realmente molesto.
―No, pero-
―Pero nada, Vane. No podre calificarle, oh y sería bueno que se abroche esa blusa, créame que ni mostrándole los senos a sus a compañeros podrá aprobar esta materia.
Lexy se había quedado con la boca abierta. Ningún profesor, jamás le había hablado como el profesor lo hizo. Era un idiota. Un completo idiota. Le quitó con brusquedad su libreta y se fue a sentar, tenía un cólera enorme.
Ni mostrándole los senos a sus compañeros podrá aprobar esta materia―lo imitó Lexy por debajo―Vamos a ver si dices lo mismo cuando tú los veas por completo, idiota.―murmuro para sí misma.
Al terminar la clase, Lexy se dedicó a maldecir a su profesor de Mitología, Valery sólo la escuchaba y así fue en el almuerzo y las siguientes clases.
A sexta hora, Lexy sabía que el profesor Styles estaba en su oficina, ya había planeado algo durante clases para comenzar a joder con su mente.
Le pidió a su maestra permiso para ir al baño y esta accedió de inmediato, se dirigió a su casillero y se vio en el pequeño espejo que tenía en él, revisó su cabello, agregó un poco de color a sus labios y tomo del perfume que guardaba en su casillero rociando una vez en su cuello, sonrió Al ver agradable imagen que el espejo le proporcionaba de sí misma y camino hasta estar frente a  la puerta de la oficina.
Movió su cabello una vez más e inhalo profundo, su puño toco dos veces la puerta.
—Adelante—gritó el profesor,  su voz ronca era tan característica. Lexy le abrió con cuidado, él no había mirado, estaba sentado detrás de su escritorio leyendo lo que parecía un libro de un millón de páginas. Lexy se posicionó frente al escritorio, juntando sus manos delante de ella.
Harry levanto la mirada de poco a poco, viendo sus piernas, corta falda, hasta llegar a su rostro.
 —Hola, profesor. —murmuró tranquilamente.
—Señorita Vane. ¿Necesita algo?
—Sí, hablar con usted.
—Bueno—colocó el separador en la hoja donde se había quedado y cerró el libro, poniendo sus manos sobre este y entrelazando sus  dedos—Tome  asiento.
Lexy asintió sentándose en una de las dos sillas frente a su escritorio, cruzó las piernas y Harry no pudo evitar mirarlas, pero a los segundos retiró la mirada, volviendo a los ojos azules de su alumna.
—Profesor, necesito ayuda. Con sus clases. Se he copiado es porque realmente no entiendo su materia.
—Si pusiera atención, la entendería.
—Lo sé, pero igual no entiendo, necesito apoyo. Que me expliquen más detalladamente y más despacio.
Harry volvió a fruncir el ceño.
— ¿Se está quejando de mi forma de enseñanza? Todos parecen entender, nadie se ha quejado, hasta hora.
—No, no es eso. Quizás soy yo, pero escuché que usted le ayudó a Austin cuando no entendía algunos temas. Dijo que usted le dio asesorías después de clases en la biblioteca.
—Oh, sí fueron un par de días y realmente mejoró.
 — ¿Cree que pueda darme asesorías también?
Harry tragó saliva, él sabía que esto no era buena idea.
—Yo…no lo sé.
—Oh por favor, profesor. Si quiere puedo seguir ayudándole a revisar o lo que sea. —Lexy se acercó más colocando sus manos sobre el escritorio—si hay alguna forma en que yo pueda pagarle, lo haré. Solo necesita pedírmelo.  —le miró directamente a los ojos.
Harry cerró sus piernas, si por él fuera, habría muchas formas en la que ella pudiera pagar.
Y ahí venia de nuevo, aquellos pensamientos impuros y perversos. Cerró los ojos momentáneamente y negó suavemente.
—No tiene por qué pagarme, es mi deber como profesor ayudar a mis alumnos. ¿Le parece si empezamos la próxima semana? Después de clases, los días que no le toquen ensayo de su equipo de animadoras.
—Oh Dios, ¡Muchas gracias! —se puso de pie efusivamente estirando los brazos, ante el movimiento repentino tiró del escritorio una lapicera y los lápices se regaron por debajo del escritorio— Lo siento, no me fijé.
Lexy se puso de rodillas contra el suelo y se agachó debajo del escritorio, comenzando a recoger los lápices. Harry se había quedado inmóvil viéndola y su mente sólo pudo venir una cosa.
El sueño donde su alumna estaba de rodillas debajo del escritorio succionando con énfasis su miembro.
De tan sólo recordarlo y ver a Lexy casi de la misma posición se estaba poniendo duro y no podía evitarlo. Su respiración volvía a ser pesada y la temperatura en su cuerpo estaba aumentando.
Lexy levantó la mirada y en cuanto vio el bulto que se estaba formando en sus pantalones sus ojos se abrieron mucho más junto con su boca. Quería reírse pero enseguida tapó con su puño ocupado en lápices su boca. Negó con la cabeza riendo, amaba el efecto que ella tenía sobre él.
Era tan serio, tan correcto y neutro con ella cuando le hablaba pero ¿Cómo mierda podía tomarse todo aquello en serio cuando se excitaba al verla? Ella sólo le había visto dos erecciones, Dios sabe cuántas más habría con ella no presente, bueno no físicamente.
Lexy se puso de pie colocando el lapicero en su escritorio.
—S-será mejor que se retire señorita Vane, tengo mucho trabajo que hacer—murmuró incómodo.
—Claro, entonces la próxima semana empezamos con mis asesorías, ¿Cierto?
—Así es.
—Gracias, profesor Styles. Hasta luego— le sonrió y Harry asintió tratando de sonreírle también.
En cuanto cerró la puerta Harry cubrió su rostro con las manos emitiendo un gruñido de frustración.
—Genial, Styles. No eres más idiota porque no estas más viejo. La maldita niña te la para con sólo verla y ahora le darás accesorias, a solas. Jodidamente genial—dijo para él, últimamente hablaba mucho consigo mismo.


*

— ¡Eres una maldita estúpida! —Le gritó— ¡Mira lo que le hiciste a mi guitarra favorita!
— ¡Perdóname Greg! —Suplicó Lexy—me tropecé, no fue mi intención.
— ¡Cierra la puta boca! —la abofeteó y Lexy jadeó de dolor, tocó su mejilla mirándolo con rabia, se acercó y lo empujó con todas sus fuerzas.
— ¡No me golpees hijo de puta! ¡Estoy cansada de que me trates así por la nada!
— ¿Por la nada? ¡Mira lo que hiciste! —dijo enseñándole la guitarra rota.
—Tú no eras así, ¡Ahora buscas  cualquier maldita excusa para maltratarme!
—No, yo no era así. ¡Tú te lo buscaste! —volvió a gritarle con furia.
Lexy se llevó las manos a la cabeza  caminando en la habitación desesperadamente.
—Ya pasó un año, Greg. ¿Cuándo vas a superarlo?
— ¿Superarlo? ¿Cómo mierda supero el hecho que mi novia se haya acostado con mi mejor amigo? ¡Dime como coño se supera eso!
—Ya te lo dije. Te he dicho un millón de veces que ese idiota al que llamabas mejor amigo me drogó, le puso algo a mi bebida. Ni siquiera recuerdo nada ¡Joder! Sólo recuerdo cuando entraste y nos viste.
—Eso dicen todas las zorras para que no le digan zorras, yo no quise, él le puso algo a mi bebida. ¿Sabes cuantas chicas conozco así? Miles de putas, y yo pensé que eras diferente. Maldita sea, Lexy. Hiciste que me enamora de ti para luego engañarme con mi mejor amigo.
 —No sabes cómo lo siento, Greg. Me siento tan culpable, pero odio que me trates así. —dijo con ojos rojos.
—Te lo mereces, y lo seguiré haciendo ¿Sabes por qué? Porque me lo debes, hasta que pueda perdonarte.
Salió de la habitación, azotando la puerta tras de él.
Lexy se dejó caer en el piso, sobando su mejilla hinchada mientras lloraba en silencio.
Ella jamás fue una chica que se sometiera a los hombres, hasta lo que pasó con Greg. Él los había encontrado en la habitación de su mejor amigo, ambos acostados en la cama y desnudos después de aquella larga fiesta en la misma casa.
Desde ese día, Greg había comenzado a castigar a Lexy, maltratándola haciéndola sentir culpable como para no dejarlo y aguantar toda la mierda que él hacía en ella.
No se sentía con derecho de dejarlo, no cuando la hacía pensar que era un deber permanecer con él. La estaba manipulando, si bien, Lexy podía manipular a los hombres a su antojo, a Greg no, antes de lo que pasó, quizás pero ahora, él la manipulaba a ella.
Lexy abrazó sus piernas, hundiendo su rostro en el hueco recargando su frente contra sus rodillas, llenándolas de lágrimas.

—Ya no lo amo. Él estaba acabando con el amor que alguna vez sentí. 

***
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