jueves, 16 de octubre de 2014

VII.

―Noventa y ocho…noventa y nueve―jadeó―Cien.
Procedió a ponerse de pie, esforzando y contrayendo una última vez sus densos músculos para soltar un gran suspiro de satisfacción propia. Alzó los brazos doblándolos hacia arriba y colocando sus dos manos en la nuca, elevó el rostro. 
Procedió a ponerse de pie, esforzando y  contrayendo una última vez sus densos músculos para soltar un gran suspiro de satisfacción propia. Alzó los brazos doblándolos hacia arriba y colocando sus dos manos en la nuca, elevó el rostro y cerró los ojos sintiendo el dolor. Amaba ese sentimiento.
Cubierto en sudor, las gotas saladas producto del esfuerzo de la clásica sesión de ejercicios que realizaba en su hogar, recorrían por la frente, nuca, abdomen y pectorales donde se hacía más notorio dando la impresión de  una piel brillante. Caminó hacia la botella de agua y bebió hasta terminarla en pocos minutos. Tomó la toalla presionándola contra su frente suavemente para poder eliminar el exceso de sudor, la coloco sobre su hombro y tomo su teléfono del suelo.    
8:45 pm.
Apenas, era increíble lo temprano que era. Había terminado de revisar y calificar las tareas de sus alumnos tan pronto, que decidió ejercitarse un rato y aún así, no había ocupado todo su tiempo. Maldita sea, su vida era aburrida.
Estaba atrapado en un ciclo, en un puto ciclo donde no se sentía cómodo. El patrón de su vida jamás cambió de diseño.
La misma rutina de lunes a domingo y de domingo a lunes. Estaba harto, enfermo de tener una vida así que no era para nada sana, se había convertido en una clase de jodido ermitaño y lo que más odiaba era que no hacía nada, absolutamente nada al respecto.
 ― Que se joda esta mierda―murmuró para si mismo camino hacia la ducha.  
Al terminar, se vistió en una camisa de botones, dejando sin abrochar los cuatro primeros, se podía apreciar un poco de sus pectorales, las golondrinas tatuadas e incluso las antenas de las mariposa tatuada en el centro del abdomen, doblo las mangas tres cuartos hasta sus codos y para terminar, unos jeans negros y botas de mismo color. Un poco de colonia hizo su aspecto aún más hipnótico y llamativo. Harry Styles era apuesto, y él lo sabía. Incluso hizo provecho de ello en más de una ocasión cuando fue adolescente. Sabía todo lo que sus alumnas murmuraban sobre él. Como le sonreían y coqueteaban, le parecía gracioso y alimentaba un poco su ego. Esas niñas mojaban las bragas por él y no le parecía nada nuevo, así fue en su antigua escuela donde ejerció en Londres, pero no le llamaba la atención. 
¿Por qué lo haría? Esas adolescentes no le llamaba la atención en lo absoluto.
Antes de salir de su residencia. Sacó un poco de su más preciada adicción al momento, hizo una sola línea también sacó un inhalador, un pequeño tubo color plateado brillante y lo colocó en su nariz inhalando rápidamente la línea de cocaína. Sacudió su nariz con el pulgar e índice presionando la punta y se marchó en su camioneta.  
Harry había decidido ir al mismo bar al que acudió el viernes cuatro semanas atrás, estar un rato ahí y beber un poco de alcohol para regocijar y serenar su mente no le haría daño. Solo un par de horas, ya que tenía que le levantarse temprano el día siguiente para impartir sus  clases en Mountain Island  High school.
Sentado junto a la barra, con ambos brazos apoyados en esta la cual brillaba en una luz azul de neón, su boca absorbía el líquido sin intermedios hasta el fondo. Justo cuando iba a pedir el tercero, una mujer, alta delgada y de larga cabellera rubia tomó asiento a su lado. Dejando el bolso en la barra entre Harry y ella. 
El barman miró a Harry enseñándole la botella a lo que él, solo asintió.   Enseguida el barman llenó el vaso de Harry y una vez que terminó. Dirigió su atención a la rubia de la cual el rostro aun no era conocido por Harry pero por su perfil, él pensó que seguramente era atractiva.
―Whisky sours, en las rocas. Por favor― habló, tenía una dulce voz que podría encantar el oído de cualquiera. Harry le miro por el rabillo del ojo mientras bebía. El barman comenzó a preparar la bebida y la rubio giró su rostro hacia Harry. Le dio una breve sonrisa de amabilidad y regreso su atención al barman. 
Vaya era bonita. Muy bonita. De ojos color miel y tez blanca, facciones pequeñas y largas pestañas. Harry le miro con más atención de arriba abajo, llevaba una blusa de de botones blanca de vestir, y falda color negra un poco arriba de la rodilla, con zapatillas negras. Parecía como si saliera de una oficina, quizás es de ahí de sonde venía. 
―Aquí tiene señorita―colocó la bebida  en la barra y ella le agradeció. 
―Agrega la bebida de la dama a mi cuenta―comento Harry atrayendo por completo la atención de la rubia.
―Pero-
―Hazlo―ordenó Harry.
―Sí, señor.
La rubia le miró completamente confundida, entonces Harry sonrió, presumiendo sus preciosos hoyuelos y dientes perfectos. Sonrisa arrogante, entonces la chica frunció el ceño. 
― ¿Esa es tu forma de impresionar a una chica? ¿Pagándole una bebida? Que original de tu parte―le dijo sarcásticamente, Harry levanto una ceja desafiante pero su sonrisa no se fue a ningún lado.
―¿Quién dijo que te quería impresionar? Solo quería ser amable―se encogió de hombros―Pero ahora que veo tu rostro con atención, mierda, si quieres puedo comprate cien―la chica soltó una carcajada negando con la cabeza.
―Eso estuvo mejor, soy Kimberly―le sonrió alzando su mano para estrecharla, Harry la tomó. 
 ―Harry―bebió un trago y prosiguió―y dime Kim, ¿Saliendo del trabajo?
―Ugh, sí―suspiró―Un día largo y frustrante en la oficina. Soy asistente de presidencia en LLA Company, mi jefe me tiene de un lado a otro todo el día.
―Me imagino, ¿La compañía es el enorme edificio que está como a tres calles de aquí?
―Ese mismo. ¿Y tú? ¿Cómo te ganas la vida, Harry?
Harry sonrió.
 ― ¿Cómo de que crees tú? ¿De qué tengo cara? ―le pregunto divertido, ella río mordiendo su labio inferior.
―Uh ¿modelo? ¿Actor?
― ¿Qué? ―Harry carcajeó roncamente.
― ¡Lo pareces! Eres demasiado apuesto y si no eres una de esas dos opciones deberías intentarlo. Con ese rostro cualquier empresa de modelaje o televisora te contrataría. ―la risa de Harry continuó, negando con la cabeza mientras llevaba de nuevo el vaso de vidrio a sus labios.
―Pues estas completamente equivocada…soy maestro.
― ¿Estas bromeando? ―le preguntó sorprendida.
―No, es enserio. Doy clases en Mountain Island High School ¿La conoces?
―Oh si, una de mis sobrinas se graduó de esa escuela hace algunos años. No puedo creerlo, no pareces un profesor.
― ¿Por qué? ¿Qué un chico apuesto no puede tener otra carrera que no sea modelaje o actuación? ―le dijo bromeando.
―No, es sólo que… me impresionas.
―eso es justo, tú me impresionaste en cuanto me sonreíste, estamos a mano.
―Eres demasiado encantador, Harry. Demasiado bueno para ser real… ¿Eres gay? O no, ya se ¿Estás casado? ¿Tienes novia?
―No, ninguna de esas opciones.
―Por favor, debe haber algo malo en ti.
―Bueno… a veces ronco por las noches― dijo con tono juguetón provocando la sonora risa de Kim.
Dos horas fueron las que Kim y Harry compartieron, hablando de su vida y cosas sin importancia, simplemente pasándola bien. El alcohol ya estaba bastante presente en ambos y eso hacía las cosas aún  más relajadas y divertidas.
―Oh, me gustas Harry, jamás había conocido a un chico como tú. Hiciste de esta una buena noche―dijo entusiasta y bebió de un sólo trago su décimo whisky. 
Harry sonrió, sus pupilas dilatadas miradora de arriba abajo. Ella era sexy y su miembro lo notó enseguida. Harry se acercó a ella, sus labios rozando su oreja y rubio cabello.
―La puedo hacer mejo, elevarla hasta magnifica si es que tú lo quieres―susurró ronca y sensualmente en su oído. El deseo en su tono de voz era evidente. Máximo y completamente seductor. ―Puedo superar tus expectativas, nena.
Kim mordió sus labios, su estómago contrayéndose mientras se sentía débil ante sus palabras y voz ronca profunda.
Harry dejo un pequeño beso detrás de la oreja y se apartó, Kim tomó su bolso poniéndose de píe y le regreso la sonrisa algo nerviosa.
―Vámonos. 
* **
―Aquí tienes―le ofreció Harry una copa casi llena de su mejor vino. Estaban en la sala de estar, Harry tomó asiento al lado de Kim y bebió de su copa.
―Me encanta tu casa, es enorme―dijo mirando alrededor―me pregunto cómo-
Harry no la dejo terminar ya que plasmó sus labios  contra lo suaves de ella, trasmitiéndole todo lo que necesitaba, todo lo que deseaba y quería de ella…lo que obtendría de una hermosa chica como ella.
Sin dejar de besarla, dejó su copa a medio terminar en la mesita del centro. Su lengua recorría la cavidad bucal de la belleza de ojos miel y sus dedos, como pequeños curiosos, recorrían su cintura sobre la tela. Las manos de Kim jalaron el cabello de Harry para separarlo y poder tomar algo de oxígeno, sus respiraciones eran pesadas y antes de que se pudiera controlar, Harry la beso de nuevo. Atrapando con sus dientes su labio inferior y tirando de él mientras sus grandes manos ahuecaban sus senos y aplicaba presión, haciéndola gemir de placer puro.
La chica se sentó a horcajadas sobre Harry, le sonrió perversamente mirándolo a los ojos y comenzó a desvestirse frente a él, botón a botón se quitó su blusa y hizo lo mismo con el sujetador. En cuanto sus senos quedaron desnudos frente a Harry hundió su rostro en ellos, besándolos y chupándolos con ímpetu. Su miembro le dolía contra sus ajustados jeans, tenía que sacarlo de sus abrumadores confines, cada vez está más duro, más grande y sólo rogaba ser tocado.
― ¿Tienes un condón? ―le pregunto la chica quitándose sus bragas pero no la falda.
Harry hizo la cabeza hacia atrás y saco del bolsillo de su pantalón un condón. Mientras lo abría la rubia desabrocho su cinturón y jeans, se levantó un poco para que Harry pudiese elevar sus caderas y bajó junto con los bóxers el pantalón hasta los muslos, enseguida su miembro saltó y Harry suspiró. 
―Joder, eres grande―le dijo y Harry rio. Tomó el pene en sus manos y comenzó a mover sus muñecas de arriba hacia abajo, moviendo la piel.
―Oh, justo así, nena―gimió Harry. ―Ten―le dio el condón ella sonrió y tomó la punta del látex entre sus dedos y lo coloco estirándolo hasta la base.
Se levantó de nuevo sosteniendo con una mano el miembro de Harry y levanto su falda y comenzó a sentarse sobre él poco a poco. Gimió de dolor y se dejó caer por completo, la anatomía de Harry llenándola por completo.
― ¿Estás bien? ―le pregunto Harry sus manos recorrieron la espalda de ella.
―S-sí. Solo dame un minuto―su respiración era pesada. Harry dejó caer su cabeza en el respaldo del sofá. Ella comenzó a moverse de arriba hacia abajó.
―Puta mierda…así ―gimió Harry. Había pasado tanto maldito tiempo sin hacer esto. Su manos viajaron al trasero de la chica y lo apretó con fuerza mientras ella se movía frenéticamente pero rápidamente. ―así es, Kim. Móntame bien…joder, muy bien.
― ¡Harry!
La sonrisa se extendió en sus rosados labios aún con los ojos cerrados. Un largo suspiro de satisfacción surgió enseguida. Había sido una jodida noche espectacular. Llena de asombroso sexo con una hermosa chica. Que, en serio le había agradado, en serio le había gustado.
Estaba despierto, pero no quería abrir los ojos, estaba demasiado cómodo en su cama y podía sentir los brazos de la rubia rodear su torso.
Tenía demasiado tiempo sin haber efectuado un sexo tan esplendido y lleno de pasión, había extrañado la sensación, incluso el dolor de músculos tensos después de horas y horas de sexo de  la noche anterior. Había olvidado por completo todo aquello y ahora lo estaba reviviendo y mejor que nunca, estaba jodidamente satisfecho.
Incluso, desde ahora quizás  iría de un excelente humor hacia la escuela a lidiar con todos aquellos adolescentes y…maldita sea, abrió los ojos de pronto, completamente abiertos. Miró el reloj a su costado, 7:55 am. Cinco minutos para que la campana de Mountain Island emitiera su primer aviso de hora. 
 ―Oh, mierda.
***
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