jueves, 16 de octubre de 2014

V.


Lexy Vane—la sonora voz resonó en el aula silenciosa, ronca y profunda hacía su paso hasta llegar a los oídos de la mencionada alumna. La cual hubiese sido realmente agradable si no fuera por la situación, si fuese por otra razón por la que la llamaba.
La tarea.
—¡Ya voy!—exclamó nerviosa.
Mientras se disponía a ponerse de pie y arreglar su cabello, por su mente repasaba la excusa que le diría al profesor de Mitología.
Era buena mintiendo, convincente y sumamente encantadora, pero las ideas se le estaban agotando. Había sido fácil deshacerse de tareas simples con todos sus profesores pero sabía que con el señor Styles, era distinto. Él no era de los que pasaban siquiera un ensayo por alto y lo más importante, los leía.
Les daba la debida atención a cada trabajo, ya que, sabía que eran complicados y para aquellos que eran fieles a sus normas de presentación y contenido, llevándose horas realizando la tarea encargada, era lo menos que podía hacer, leer el contenido del trabajo.
Con pasos seguros y nerviosismo maquillado en confianza vacía, Lexy se acercó hasta el escritorio del profesor. Él le miró esperando a que le entregara la libreta con la tarea pero al ver que ella no llevaba absolutamente nada en sus manos más que un bolígrafo, frunció el ceño. Esperando a lo que fuera que ella estaba dispuesta a decir. Que bien sabía él, alguna estúpida excusa. 
—¿Su trabajo señorita Vane?—preguntó en seco.
—Oh sí. Estaba por hacerlo profesor. Pero mamá se puso enferma y era la única que estaba con ella y tuve que cuidarla entonces-
—Entonces, ¿No lo tiene?—le interrumpió y Lexy hizo una mueca.
—Pues no pero-
—Pero nada señorita Vane—hizo una pausa mirando a la plantilla que tenía sobre el escritorio con el registro de proyectos, tareas y demás, después regresó a la nerviosa mirada cristalina de Lexy—En estas semanas sólo he encargado siete tareas, de las cuales sólo me ha entregado dos.
—Lo sé y lo lamento.
—Yo también lamento que no haya puesto la suficiente atención en mis clases como para poder comprender y hacer los trabajos que les encargo. Si hubiera sido la primera vez que no entregara un trabajo, quizás lo hubiese considerado, pero sé como es y no me ha dado motivos para darle una oportunidad. Vaya a su lugar, por favor.
Y por primera vez en su vida, Lexy no argumentó contra la palabra de él.
Se había dado por vencida y ni siquiera insistió demasiado, no se sentía con derecho a hacerlo. Él la hacía sentir culpable. Era tan comprometido con su trabajo, tan atento y dedicado que era como si, al pedirle una oportunidad, estuviera faltándole al respeto. Y lo odiaba, sabía que era en vano tratar con él respecto a esto. El día anterior había pasado con Greg hasta altas horas de la noche que cuando llegó a su casa y después del largo sermón por parte de su madre lo único que pensó fue en revisar sus redes sociales y quedarse dormida con el teléfono en la mano.
La cara de pocos amigos de Lexy no cambió hasta que salieron del aula. Estaba comenzando a irritarse de tan sólo estar en la clase de Mitología y todo era culpa de su inflexible profesor.
Al darse por terminado el horario escolar, Lexy y Valery decidieron caminar hasta su casa, ya que vivían a sólo calles de distancia una de la otra.

—Vamos Val. Ven conmigo, será divertido—le animó Lexy agitando el hombro de su mejor amiga. 
—No lo sé, Lex. A ese bar sólo dejan entrar mayores de edad.
—¿Y? Entraremos con Greg. NO nos dirán nada. Anda es viernes por la noche, no querrás quedarte encerrada en tu habitación ¿O sí?
—Pues no—se encogió de hombros.
—Entonces irás, Greg y yo pasaremos por ti en su auto a  las diez. ¿De acuerdo?
—Vale, nos vemos en la noche—se despidieron y Val se desvió para llegar a su calle, Lexy siguió el camino recto.

***

—¡Lexy!—exclamó la femenina voz tocando la puerta de la habitación. Lexy quien se encontraba envuelta en una toalla decidiendo que vestiría esa noche, abrió rápidamente. Su hermana menor apareciendo frente a ella en un bonito y casual vestido rosa, no era usual en ella vestir tan...lindo.
—¿Qué sucede Lucy?—preguntó al ver a su hermana algo exaltada.
—¡Tengo una cita esta noche!—dijo emocionada y Lexy sonrió.
—¡Eso es genial!—la tomó del brazo y la introdujo dentro de la habitación, cerrando la puerta. Ella inmediatamente se sentó en la esquina de la cama—Pero cuéntame, ¿Quién es el seguramente apuesto chico?
—Uh, es Cameron Shields, está en mi clase de Inglés—le respondió mordiendo su labio.
—¿Cameron Shields?—cuestionó no muy segura.
—Sí. ¿Lo conoces?
—Salí con su hermano...un par de veces.
—¿Y cómo era?
—Apuesto, pero un completo idiota. No sé si su hermano sea así, pero ten cuidado Lucy. No vayas a abrirte de piernas en la primera cita. Créeme, puede ser tentativo, incluso puede verse que se sentirá bien. Pero si no es el chico correcto, se sentirá de la mierda.
—¿Tú lo hiciste?—le preguntó lo cual Lexy quedó en silencio unos cuantos segundos y suspiró.
—En la tercera cita, yo le dije que jamás lo había hecho y el dijo que sería amable pero termino siendo brusco. Me lastimó, estuve dolorida como por tres días. 
—Oh Dios. ¿En serio? —Lexy sólo asintió—Entonces él fue el primero, ¿En dónde lo hicieron?
—En el asiento trasero de su auto, romántico ¿No?....Como sea, me arrepentí, fue después de una fiesta ambos habíamos bebido y sucedió. No es algo de lo que esté orgullosa o quiero guardar en mi memoria para siempre pero pasó. No quiero que te pase lo mismo, sólo...ten cuidado ¿Sí?
—Lo haré, lo prometo—Le sonrió comprensiva— Pero te quería pedir ayuda.
—¿Con qué?
—Maquillarme, soy un desastre para eso y tu...no, ¿Podrías?
—Claro que sí, Lu—Lexy sacó de inmediato su bolso color rosado donde guardaba su maquillaje—Vamos a ponerte más bonita de lo que ya eres, o y tengo unas zapatillas hermosas que le quedan a tu vestido. Te las prestaré.
—Eres la mejor hermana.
—Lo sé.

***

Frente al espejo terminaba de abotonar su camisa, cuando terminó acomodó el cuello, revisó que todo estuviera en orden. Harry llevaba sus jeans negros y botas cafés, la camisa de manga larga era un poco traslucida y con esto, se podía apreciar un poco la mariposa tatuada en el centro y boca de su estómago. Terminó por ponerse un saco encima ya que, en este tiempo las noches en Nueva York solían ser bastante frescas, casi frías. 
Se veía casual con sólo un toque de formalidad. Se puso colonia y tomó su teléfono y llaves. Había quedado de pasar por Liam a su casa.
Mientras bajaba por las escaleras de su enorme residencia y veía a mejor punto todo su vacó alrededor volvía aquella sensación de soledad, maldita sea como odiaba esto.
No había a nadie que decir "Ya me voy" o "Vuelvo más tarde" a nadie que le importara él.
¿Por qué no encontraba a una chica para él? Alguien que lo llene y complazca en todos los malditos sentidos, no sólo en la cama. ¿Es acaso tan difícil encontrar algo así? Quizás no, quizás sólo era él y su mala suerte.
Pero tal vez, era que no estaba listo. No para comprometerse, había tenido relaciones serias en el pasado y cuando estaban por dar el gran paso retrocedía y salía corriendo. Daba la iniciativa y la alimentaba en esperanza y grandes expectativas para que al fin de cuentas, nada de aquello se realizaba. Es como si quisiera algo que al tenerlo, se da cuenta que jamás lo quiso. su vida había sido un constante ida y reversa.
En cuanto llegó a la casa de Liam, ni siquiera apago el motor, presionó la palma de su mano contra el centro del volanta activando el claxon dos fuertes veces y en segundos, Liam salió y subió al auto.
—Hey—le saludó chocando puños.
—Hey, ¿Tienes la dirección exacta del bar?—pregunto Harry avanzando de nuevo.
—Sí, yo te voy diciendo por donde irte—le dijo y Harry sólo asintió.
En cuanto llegaron al bar mostrando sus identificaciones, dejaron pasar a ambos. Harry y Liam tomaron una de las mesas cerca de la barra y no muy cerca de donde la banda tocaría. La primera ronda, la compró Liam.
—Tequila, algo fuerte para comenzar—dijo poniendo los dos pequeños vasos de cristal en la mesa, Harry sonrió tomándolo y dando un largo trago.
Por otro lado, Lexy y Valery habían llegado hace apenas quince minutos, habían entrado con la banda de Greg, así que no les pidieron identificación. Ellas estaban paradas cerca del escenario mientras la banda afinaba sus instrumentos antes de comenzar su repertorio de cinco canciones esa noche.
Valery había decidido no beber aún y Lexy apenas había tomado algo ligero.
—Te voy a dedicar la primera canción—Le susurró Greg a Lexy inclinándose, ella sonrió mordiendo su labio y él inmediatamente la besó.
—Impresiónalos—Le dijo Lexy con na sonrisa y Greg le guiñó el ojo.
Greg, con la guitarra en sus manos y en medio frente al micrófono, aclaró su garganta probando este.
—Buenas noches, The Hole—dijo Greg por el micrófono. 
Y todos los clientes, o al menos la mayoría le pusieron atención, incluyendo Liam y Harry quien ya iban a acabar la segunda ronda y claro que deseaban la tercera.
—Nosotros somos The Drill y esta canción se llama Love Her In The Morning. La escribí para mi novia que está ahí—la señaló y la sonrisa de Lexy se amplió, todos miraron hacia donde señaló. Harry quiso verla, pero sólo veía su espalda, de no mucha estatura y su largo cabello oscuro.—Te ves demasiado bien esta noche, nena.—guiñó el ojo a su novia y comenzaron a tocar.
Cuando la canción terminó Lexy y Valery junto con las demás personas aplaudieron. Ellos eran realmente talentosos y Greg tenía una excelente voz, ronca y armoniosa. Después de dos canciones más, descansaron.
—¿Quieres algo de beber?—preguntó Lexy a Greg cuando se acercó.
—Sí, lo que tu quieras nena—le sonrió.
—¿Tu quieres algo, Val?
—No, yo estoy bien. Gracias.
—Bueno, ya vuelvo.
A su vez, Liam miró alrededor haciendo una mueca de fastidio, después miró a su amigo.
—Viejo, no hay ninguna chica sexy y las pocas que hay tienen compañía. Que puta suerte.
Harry sólo asintió, llevándose su sexto trago a los labios y terminándolo en un sólo sorbo. 
—Joder, mira eso. De esto es de lo que estoy hablando—dijo Liam emocionado, golpeando el hombro de Harry, él frunció el ceño y miró en dirección a donde su conmocionado amigo miraba. Fue ahí donde todo su cuerpo se tensó y su mandíbula cayó. 
Por la forma en que se adentró entre las mesas dirigiéndose a la barra, la forma en que caminaba, su mirada y rostro llenos de seguridad personificada en sensualidad y belleza, fundida y centrada en la gracia de sus labios rojos y rellenos al sonreír y su largo cabello brillante cautivaron las miradas masculinas por donde ella pasaba. Un paso que daba era una cabeza que se volteaba a admirarla.
Y ella lo sabía, por eso sonreía tan segura. Harry tragó saliva tratando se suavizar el pequeño nudo en su garganta. Llevaba unos ajustados jeans color azul marino, demasiado ajustados para remarcar sus largas y bonitas piernas. Un top color rosa que dejaba ver hasta su ombligo y resaltaba sus grandes senos, por último una chaqueta de mezclilla que lo único que cubría era su espalda y brazos. 
¿Cómo mierda una chica así tenía sólo dieciséis años? Maldita sea, era sorprendente. Se veía tan hermosa y sensual que lo ponía nervioso y ni siquiera estaba cerca de ella. El sólo hecho de pensar así sobre alguien menor de edad lo hacía sentir de esa insana manera.
—Mira esas tetas y esa cintura, me la llevaría a la cama sin pensarlo. ¡Qué mujer!—exclamó una vez más Liam sin dejar de mirarla.
Harry lo miró frunciendo el ceño, de alguna manera le molestó que pensara así de ella.
—No es una mujer. Es una niña, tiene dieciséis años. 
—¿Me estás jodiendo? ¡Imposible! ¿Cómo sabes eso?
—Es mi alumna—murmuró llevándose a los labios el otro vaso lleno de líquido embriagante. 
***
Si leíste, por favor haz click en "Tweet"

No hay comentarios:

Publicar un comentario